lunes, 17 de marzo de 2008

Armonía de mi alma.

Mágicamente se encontraba en esa habitación, donde los sueños que habitan en ese lugar están lejos de todo mal, de toda agonía, de toda tristeza.
En ese sitio donde las sabanas parecen ser sedas, y los cigarrillos prendidos en un cenicero se consumen solos con el correr de los minutos, solo existe la armonía ,la paz, la magia, magia simple casual que consume el aire, lo espesa lo tiñe de color marfil y lo perfuma con olor a jazmín.
En esas cuatro paredes la pasión se siente, todo se eleva a la cuarta potencia, y ella se desborda, se hunde en su propio mar pegajoso transparente y juega como un aguas vivas en el medio de tanta inmensidad.
La armonía se vuelve pasión y la pasión le provoca un sentimiento de fatal mujer suicida, con ganas de enchastrarse entera, y oír cantar a los pájaros mas afinados de todos junto a ellos.
El ventilador de techo rechina y gira lentamente dejando el aire quieto, caluroso, húmedo y mojado. El con su pecho agitado y mojado la invita a seguirlo en un viaje galáctico hacia Júpiter. Ella con su boca temblorosa y el rouge color carmín esparcido por todo su rostro blanco se acerca contorneando todo su cuerpo, con una muñeca de porcelana entre sus brazos, tapando su sutil desnudez, tratando de tapar esa poca vergüenza que la hace pone tensa y palida.

Ella tira la muñeca y de una cigarrera saca un cigarrillo armado, lo prende y da una bocanada de aire.
Ella una niña mujer, transpirada tieza y temblorosa queriendo ser una dama, una dama pervertida una dama con alas de plumas blancas y senos pequeños; sus rizos y sus brillantes ojos rojizos muestran una perspectiva de angel demonio sin igual, y sus pequeñas curvas sin definir buscan la aventura mas causal.

Ella queria deslizarse y escurrirse como el agua. El queria ser la inmensa luz de sus ojos.

Un rayo de sol entra por la endija de la ventana y se refleja en los ojos de el que estaban casi cerrados.
Ella apaga su cigarrillo apretandolo fuertemente contra el cenicero rojo de vidrio, le toma las manos y lo mira fijamente. El tambien la mira sintiendola, la aprieta y la pone sobre el, le saca la poca ropa que le queda puesta, baja su mirada y ve sus pezones erizados, la besa, y le suelta su largo cabello. Ella gira suavemente la cabeza y sus risos de mueven para un lado y para el otro. Ella le clava sus cortas uñas en la espalda y suspira muy fuerte. El suspira, suspiraran juntos y ven entrar el cielo entero por la puerta de esa acogedora habitación.

1 comentario:

Anastasia R. dijo...

Es increible.. Muy fuerte.. pero inocente.. Es casi tierno, dulce..

Me gusto mucho tu relato..